Corría el año de nuestro señor de 1979. La Constitución Española
había sido ratificada en referendum el año anterior, y ese mismo año se
firmaría el concordato con la Santa Sede. En aquellos tiempos el
paradigma era que los hombres eran hombres, las mujeres eran mujeres,
los robots eran máquinas sin alma y los extraterrestres (si existían)
podían ser monstruos sanguinarios con una especial predilección por el
desmembramiento de seres humanos vivos.
Fue aquel año cuando Ridley Scott nos presentó a Ripley. La imagen de
una indefensa Ellen Ripley en braguitas y camiseta, amenazada por una
terrorífica bestia alienígena, pasó a convertirse en una versión moderna
de la damisela medieval amenazada por el dragón. Pero esta vez todos
los caballeros habían muerto, y la damisela debería apañárselas para
sobrevivir ella sola. Ripley entró en el sueño de la hibernación con el
trauma por sus compañeros muertos, el terror al monstruo alienígena y un
odio visceral al androide que había traicionado a toda la tripulación
del Nostromo para satisfacer los intereses de la Corporación Weyland.
Tres años mas tarde, en 1982, Ridley Scott nos mostraba en
Blade Runner
a unos androides que querían ser humanos. Eso sí: los hombres seguían
siendo hombres y las mujeres mujeres: Rachael era ahora la damisela que
necesitaba la protección del caballero Deckard... aunque Pris y Zhora no
parecían, precisamente, damas indefensas.
En 1984 el panorama no había cambiado mucho: James Cameron nos
presentaba a una dulce y tierna damisela llamada Sarah Connor a quien
perseguía un terminator. Por suerte para ella un guerrero del futuro,
Kyle Reese, vino para protegerla e inseminarla. Pero al igual que Ellen
Ripley, al final, Sarah tuvo que vérselas a solas con el monstruo y
sobrevivir a duras penas.
Pero en 1985 algo comenzó a cambiar. En febrero de ese año Masamune Shirow comenzó a publicar el manga Appleseed, en el
que los principales personajes son la letal guerrera Deunan Knute y su
pareja el cyborg Briareos Hecatonchires. En marzo (hace ahora justo
treinta años) Donna Haraway publicó su Manifiesto Cyborg,
en el que proclamaba el fin de las barreras entre razas, entre géneros,
entre especies e, incluso, entre animado e inanimado. Donna Haraway
anunciaba la llegada del cyborg, del híbrido. Ese mismo año nació el Test de Bechdel sobre la brecha de género en películas, cómics y todo tipo de relatos.
Y entonces, en 1986, Ripley despertó de su hibernación. Cameron,
que había tomado el relevo a Scott, nos mostraba ahora a una Ellen
Ripley que, ante la incompetencia de un inepto comandante, toma la
iniciativa y lidera a un grupo de marines (entre los que destaca la
aguerrida Teniente Vasquez) en lucha contra los aliens. Ellen se
reconciliará ahora con los androides gracias a la ayuda recibida de uno
de ellos, Bishop. A partir de la 1986 Ellen Ripley protagonizará todos
los carteles de la saga.
En 1989 Masamune Shirow comenzó a publicar la que sería su obra maestra: el manga Ghost in the Shell,
que daría lugar a un anime homónimo. La saga GITS muestra, como
personaje principal, a la cyborg Motoko Kusanagi. La influencia del Manifiesto Cyborg en los personajes y tramas de Ghost in the Shell
es innegable. De hecho la propia Donna Haraway protagoniza un cameo en
uno de los filmes de la saga, apareciendo como una forense especializada
en androides.
Motoko
es una cyborg "de cuerpo completo", debido a un grave accidente sufrido
cuando era casi una niña que obligó a cambiar todo su cuerpo por un
cuerpo artificial. Su apariencia externa es, no obstante, la de una
mujer muy atractiva. A lo largo de la saga Motoko cambia de cuerpo en
varias ocasiones, y se le llega a proponer que utilice cuerpos
masculinos por ser mas eficientes en el combate cuerpo a cuerpo, aunque
Motoko parece dar preferencia a su imagen femenina (que, por otra parte,
no le impide ser letal en la lucha). Eso sí: ocasionalmente Motoko
actua infiltrada adoptando personalidades masculinas bien controlando
cuerpos masculinos o bien travistiéndose. En lo sexual Motoko Kusanagi
parece tener tendencias bisexuales, aunque su modo de vida apenas le
deja tiempo para desarrollar esta faceta.
En julio de 1991 James Cameron nos mostró de nuevo a Sarah
Connor, pero la tierna damisela de la primera película era ahora una
guerrera implacable. Y como ya hiciera con Ellen Ripley en la segunda
entrega de la saga
Alien, Cameron hace que Sarah acepte a un
cyborg (en este caso un terminator enviado desde el futuro, para
ayudarla, por su propio hijo) como compañero.
En octubre de ese mismo año Peter Chung comenzaría a emitir Aeon Flux,
cuyo principal personaje es una guerrera que lucha por la libertad de su
ciudad. Aeon (y otros personajes femeninos de la misma serie como, por
ejemplo, Sithandra) muestra una personalidad mucho mas fuerte y
carismática que la mayoría de los personajes masculinos. El personaje de
Aeon Flux tiene una componente erótica incluso mas destacada que la de
Motoko Kusanagi, pero aparenta más ser una dominatrix que una hembra
sumisa.
En 1992 volveríamos a encontrarnos a Ripley liderando a un grupo
de hombres (en este caso criminales peligrosos, algunos de los cuales
han intentado violarla) para derrotar a un alien. Por primera vez vemos a
una Ripley que pide sexo a un hombre por el mero placer de hacerlo, sin
ningún tipo de pudores ni ataduras morales. Al final de esta entrega
Ripley muere, para destruir a un alien que lleva en su interior,
arrojándose a una masa de metal fundido (final que recuerda a la
"terminación voluntaria" del terminator que ayudaba a Sarah Connor en
Terminator II).
La imagen de debilidad de la Ellen Ripley de la primera entrega de la
saga ha evolucionado hacia un personaje mucho más duro y agresivo.
Finalmente, en 1997, Ripley traspasa las últimas barreras. La Ripley de
Alien Resurrection
es un híbrido de la difunta Ellen Ripley y del alien que llevaba en su
interior. El resultado es una criatura totalmente libre libre de
cualquier atadura, y con capacidad de enfrentarse físicamente tanto
contra humanos como contra aliens. A lo largo de esta última entrega
establece una relación bastante estrecha con Annalee Call, cuya
apariencia femenina y frágil oculta una naturaleza de ginoide difícil de
matar.
Ellen Ripley se empoderó a lo largo de dos décadas, y con ella cambió el
rol de la mujer. De la dama en apuros de 1979 pasó a ser el ser
incontrolable de 1997. Muchas mujeres se parecen mas a la Ripley de 1997
que a la del 79.
Lamentablemente buena parte de la sociedad vive todavía en 1979. No han
llegado a 1997, y tardarán mucho en llegar a 2015. Hay quien preferiría
que Ellen Ripley siguiese siendo la chica del Nostromo y que Sarah
Connor siguiese trabajando como camarera en una cafetería, pero eso no
va a ocurrir.