La larga cola
En todo mercado existe una cabeza y una cola. Esta situación ya fue descrita por Chris Anderson en su conocido modelo de La Larga Cola en el que comparaba la popularidad de los bienes y servicios de un mercado. Una pequeña cantidad de ellos (la cabeza) obtiene un gran número de ventas, mientras que la mayor parte del catálogo corresponde a bienes y servicios con un reducido número de ventas por referencia (la cola). Mientras que a las grandes empresas les resulta más rentable vender los productos de la cabeza los potenciales consumidores valoran cada vez más la diversidad de ofertas de la cola.
En el mercado educativo la cabeza está ocupada por el estado y las grandes empresas del sector educativo (editoriales, software y hardware), siendo difícil diferenciar los límites entre las empresas y las administraciones públicas: las grandes corporaciones se han constituido en lobbies con fuerte influencia sobre los gobiernos.
En la cola están los partidarios del homeschooling, la pedagogía Montessori, el edupunk, el aprendizaje basado en proyectos, los recursos educativos libres, el software libre, etc.
En el mercado de los recursos informáticos se está produciendo actualmente un peligroso proceso de privatización de bienes comunes. Tanto a los conocimientos tecnológicos (desarrollados sobre la base de conocimientos científicos y tecnológicos heredados de nuestros ancestros durante siglos, y patrimonio de todas las generaciones presentes y futuras), como a las tradiciones culturales y a la biodiversidad genética (en su mayor parte anterior a la existencia del homo sapiens) se les está asignando un dueño y un precio con el objetivo de ser gestionadas como una mercancía más en un sistema económico industrial. El único conocimiento científico libre es aquel para el que no se ha encontrado aún una aplicación industrial directa, la cultura libre y las tecnologías libres son despreciadas y ocultadas como fenómenos marginales carentes de valor e incluso perjudiciales, y se prohíbe la explotación comercial de la biodiversidad libre con la excusa de su riesgo sanitario (destinándose, eso sí, a la obtención de variedades comerciales convenientemente registradas,patentadas y explotadas bajo licencia). En general la cultura libre, el software libre y la biodiversidad libre están relegados a la cola, mientras que las grandes empresas multimedia, del software y de la biotecnología ocupan la cabeza.
Las grandes empresas explotan la cabeza mientras intentan ocultar y destruir la cola. El resultado es la supervivencia de las grandes empresas a costa de privar al sistema de gran cantidad de recursos libres, el control del sistema por las grandes empresas y, finalmente, el colapso del sistema cuando las grandes empresas de la cabeza dejan de ser viables y las pequeñas de la cola no han tenido oportunidad de desarrollarse.
La cabeza del sistema educativo ha entrado en crisis: de ser una fábrica de trabajadores para una sociedad industrial ha pasado a convertirse, cuando el mercado de trabajo se ha sobresaturado, en un jugoso mercado para las corporaciones educativas. El resultado es que, cada vez en mayor grado,
los profesores nos hemos convertido en meros servidores de las recetas cocinadas en los despachos de dichas corporaciones.
Va siendo hora de replantearnos todo el sistema, antes del colapso.